Capítulo 49
¡Ella realmente merecía ser su amante de cama, sabía exactamente qué decir para herirlo más!
Norma tenía una expresión de desconcierto en el rostro.
—Sal, por favor —dijo Federico con una sonrisa.
Norma no se detuvo, optó por irse.
Al verla así, la sonrisa de Federico se congeló, pero pronto recuperó la compostura. Quizá, en verdad, le había prestado muy poca atención a Norma.
Ya que había notado que existía un problema entre ambas, debía resolverlo.
Marta notó que Federico salía de la oficina con mayor frecuencia. Cada vez que lo hacía, su mirada se posaba sobre el escritorio de Norma.
Ese descubrimiento le provocó a Marta una sensación de alarma.
No podía seguir esperando.
—¡Norma, ¿cómo pudiste cometer un error tan básico?! —Federico golpeó la carpeta contra el escritorio de Norma.
Los demás voltearon a mirar.
Ella echó un vistazo al título de la carpeta y se levantó para enfrentar la mirada de Federico.
—Señor Federico, el proyecto Quetzalium fue gestionado por mí. Es imposible que

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