Capítulo 1109
Cuando Alicia escuchó lo que dijo Oscar, se mostró algo sorprendida. —¿Acaso no son las cenizas de una persona?
Marco intervino, furioso: —¿No me digas que esa maldita María todavía no ha muerto?
Pedro continuó: —No es seguro; quizá las cenizas que trajeron aquí ni siquiera sean de María. Esa persona no es tan estúpida; sabe perfectamente que queremos destruir las cenizas, ¿cómo iba a entregarnos el cadáver tan fácilmente?
Alicia, por supuesto, pensaba igual que Pedro.
La otra parte, en efecto, no era tan ingenua; si lo fuera, no habría conseguido esconderse durante tantos años sin que le pasara nada.
Miró las cenizas esparcidas por el suelo y chasqueó la lengua. —¿Entonces hemos caído en la trampa? ¿Nos hemos convertido en el hazmerreír de los demás?
Oscar se puso de pie. —Da igual, eso solo demuestra que lo único que sabe hacer es recurrir a estos truquitos.
Pedro soltó una risa fría. —Exacto, no es más que un cobarde.
Alicia asintió. —¿No es así? Mientras más insegura y menos capaz

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