Capítulo 856
Esta frase iba en serio.
Alicia tomó la mano de Belén: —¡Vámonos!
Lourdes aún intentó detenerlas, pero Roberto se adelantó y miró a Lourdes: — Les sugiero no crucen la línea de lo ilegal, no vayan a terminar en la cárcel.
Roberto dijo con una sonrisa, pero llevaba consigo un matiz amenazante.
La señora Lourdes guardó silencio.
Jorge también permaneció callado.
Las palabras de aquel hombre tenían un significado especial.
Alicia salió con decisión llevando a Belén, y Roberto las siguió de cerca.
Como resultado, Belén vio el auto lujoso que estaba detenido en la puerta, bloqueando la entrada, y que había dejado una huella muy marcada en el césped.
Con solo una mirada, Belén comprendió lo que había sucedido y, de inmediato, se sintió aún más conmovida.
Por suerte, tenía buenas amigas.
Alicia habló: —Primero sube al auto, luego hablamos.
Ella acompañó a Belén sentándose en el asiento trasero, sin soltarle la mano: —¿De verdad estás bien? Si necesitas llamar a la policía, iremos contigo.
Le

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