Capítulo 895
Belén fue sobresaltada por esa temperatura y gritó sin querer.
Pablo se rio en voz baja: —¿Gritas tan fuerte, no tienes miedo de que te descubran?
Belén cerró fuertemente la boca; ella sintió que la mano en su cintura baja se movió.
Intentó sujetar su brazo, pero era duro como hierro, imposible de mover.
Todos los músculos de Pablo estaban tensos; la mano con la que ella intentó resistirse, parecía estar rascándole, avivó el calor en él.
Él bajó la cabeza y la besó en los labios; había querido hacerlo desde hacía mucho tiempo.
Belén intentó empujarlo varias veces, sin éxito. La mano en su cintura se movió al frente, asustándola tanto que olvidó apartarlo.
Al final, no pudo liberarse, y él la acarició contra la puerta un rato.
Pablo se detuvo antes de perder el control, su mano acariciando sin querer soltar la cintura de Belén, con voz ronca: —¿Todavía piensas casarte por conveniencia?
Había vuelto solo por ella.
Al principio, quería protegerla, pero tras pasar tiempo juntos, ya no pudo

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