Capítulo 896
Su cuerpo era como un horno del que Belén no podía escapar.
En ese momento, ¡la mente de Belén solo estaba lleno de arrepentimientos!
¡No debió haber escuchado las malas ideas de Sara, ni dudar del cuerpo de Pablo!
Al día siguiente.
Habitación principal.
Alicia se despertó bostezando. Al extender la mano, algo le pareció extraño.
Su brazo estaba desnudo, y parecía que no llevaba ropa puesta.
Lentamente, se giró y vio al hombre apuesto a su lado, cuyo brazo la rodeaba posesivamente por la cintura.
La temperatura en el rostro de Alicia subió notablemente; había olvidado lo que había pasado después de regresar al apartamento la noche anterior.
Pero como había estado con Roberto todo el tiempo, en realidad no tenía ninguna guardia levantada.
—¿Despertaste?
Roberto abrió los ojos y le pellizcó la mejilla: —¿Recuerdas lo que hicimos anoche?
Alicia se encontró con sus ojos profundos y trató de recordar lo que había sucedido la noche anterior.
La verdad es que no podía recordarlo.
Entonces, la

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