Capítulo 46
Ella frunció el ceño y se dio la vuelta para mirarlo.
—David, ¿qué haces?
Él la miró fijamente; el aliento mezclado de alcohol y rabia se esparció sobre su rostro.
—A partir de ahora mantente alejada de Javier. No es una buena persona.
Bianca soltó una risita, como si acabara de escuchar un chiste.
—Si él es buena persona o no, ¿qué tiene que ver contigo?
—¿Desde cuándo te corresponde a ti decidir con quién puedo hacer amistad?
—No olvides lo que me prometiste. —David apretó los dedos, casi a punto de romperle el hueso de la muñeca.
Bianca palideció; recordó las palabras que le había dicho aquella noche.
[David, no se preocupe. Le prometo que viviré sola hasta envejecer y moriré en soledad. ¿Está satisfecho?]
Lo que en ese momento había sonado tan decidido, ahora le parecía terriblemente irónico.
Miró a David y, de repente, sonrió; era una sonrisa fría, distante.
—Sí, dije que no me casaría con él.
—Pero eso no impide que tenga una relación con él o que...
Se detuvo a propósito, se ace

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