Capítulo 45
Dentro de la caja de cultivo había un plantón con una forma peculiar, cuyas hojas mostraban un raro tono lila pálido.
—¿De verdad lo encontró?
—¡Qué maravilla!
Ella sostenía aquel objeto como si se tratara de un tesoro único en el mundo; incluso su voz temblaba de emoción.
David contemplaba la escena con un sabor amargo en el corazón.
Llevaba tres años casado con Bianca y nunca la había visto tan viva, tan radiante.
Cuando ella estaba frente a Alonso, esa confianza y dependencia absolutas le herían los ojos como una punzada.
Volvió la mirada hacia el otro lado.
Javier, con total naturalidad, tomó un langostino grande, le quitó la cáscara con esmero y lo colocó en el cuenco frente a Bianca.
Ella ni siquiera miró quién se lo había servido; simplemente lo tomó y se lo llevó a la boca con un gesto fluido y acostumbrado, como si fuera algo de todos los días.
Javier volvió a tomar los cubiertos y le sirvió algunos de sus platos favoritos.
También llenó de nuevo el vaso de jugo que ella había

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