Capítulo 16

Cristian~ Cristian se paseaba de un lado a otro fuera del despacho de su padre, preguntándose si debía entrar o no. Después de haber tenido un día para procesar la noticia, decidió contárselo a su padre antes de que se corriera la voz, y él se enterara por alguien más. Lucas sabía que su hijo era un tipo difícil y siempre le advirtió: —No vayas a dejar embarazada a cualquier chica, y menos a una de las chicas que trabajan con nosotros. Sabía que su padre no estaría de acuerdo puesto que ya había roto dos reglas. Y Lucas había sido muy claro al insistir en que quería que se alejara de Paz, desde el día que la vio salir de su despacho. Cualquiera menos ella. —Cristian será que estás corriendo un maratón allá afuera. ¿Estás drogado? —Lucas le preguntó a su hijo. Quién al igual que Cristian, tenía un gran oído y tenía rato escuchándolo ahí afuera. Por un segundo Cristian se sintió culpable por haber increpado ayer a Paz mientras él había terminado haciendo lo mismo, y todo por culpa de los nervios. Estaba agradecido de que al menos su padre no trabajara desde casa, cosa que había estado haciendo a menudo. El decírselo a Lucas era una cosa, pero Francisca Escobar era una mujer con la que no quería lidiar, al menos no por el momento. —No estoy drogado, no quería molestarte. —mintió Cristian mientras entraba y se sentaba frente a su padre. —¿Has venido a pasar un rato con tu padre? Tú nunca lo haces. —Lucas le sonrió a su hijo e hizo a un lado su trabajo. Las veces en las que Cristian se acercaba a hacer algo que no tuviera que ver con el trabajo eran tan pocas, que Lucas podía contarlas con los dedos de la mano, y aunque sabía que era su culpa por la manera en la que lo había criado, Lucas no se arrepentía. —Voy a contarte algo, pero antes debes prometerme que no te enfadarás, —le dijo Cristian, como si fuera un niño pequeño que intentaba llegar a un acuerdo con sus padres. Lucas se rió y se inclinó hacia delante, ansioso por lo que estaba a punto de suceder. Cristian era una persona atrevida que apenas y conocía el miedo, por lo que Lucas sabía que aquello no podía ser algo bueno, al igual que Cristian sabía que su padre tenía mal genio. —Déjame servirme un trago para esto. —Lucas suspiró y rellenó su vaso. —Toma uno también, porque seguramente lo necesitas. —dijo mientras servía otro trago para Cristian. Él pudo leer el miedo en su rostro y se preparó para lo que estuviera por venir. La última vez que Lucas había visto a Cristian con miedo, fue cuando lo llevaba a hacer tratos, años atrás, mientras él le suplicaba a su padre que no lastimara a nadie y que 'encontrara otra manera'. —Será mejor que lo digas ahora que aún no estoy borracho, —le advirtió a su hijo. Entonces Cristian miró el vaso que le había servido su padre y lo levantó antes de bebérselo de un trago. —D*monios muchacho, ¿tan serio es? —Lucas se preguntó, y se puso aún más nervioso de lo que ya estaba. Cristian asintió con la cabeza y tomó el vaso de su padre para vaciarlo también. —Paz está embarazada. Vas a tener otro nieto, felicidades. —Exclamó de golpe, y se sirvió otro trago. Las palabras 'Voy a ser padre' eran palabras para las que no estaba preparado. Podía admitir con vergüenza que incluso había intentado ensayarlas frente al espejo, pero cada vez le salían en forma de pregunta. Esperaba al menos una reacción, pero al no escuchar nada levantó la cabeza para observar a Lucas, quien no parecía estar del todo impresionado y había vuelto a su seriedad de siempre. —Dile que lo aborte. —Fue todo lo que dijo Lucas, mientras Cristian sentía que su mundo se derrumbaba. —No, nos quedaremos con él. —Le contestó inmediatamente a su padre, aclarándole que lo que estaba pensando no iba a suceder en absoluto. —Dile que lo aborte. —repitió Lucas una vez más. En ese momento, Cristian pudo ver en su expresión que aquello no era negociable, pero él ya le había hecho una promesa a Paz y haría lo que fuera por cumplirla. —¿Acaso esto tiene que ver con el hecho de que no me quieres cerca de ella? ¿O por qué siempre la estás protegiendo? ¡Porque tus palabras ahora mismo no tienen sentido! —contestó Cristian. Cristian se convirtió poco a poco en el favorito de la familia porque, a diferencia de sus hermanos, no temía llevarle la contraria a su padre, y Lucas nunca lo corregía. Siempre lo disfrutó y jamás imaginó que hoy le saldría el tiro por la culata. —Espera, ¿ella no es alguna media hermana secreta o algo así, verdad? ¡Porque si ese es el caso no irás al cielo! —Cristian recapacitó de repente, pero Lucas negó con la cabeza. —En ese caso, quiero que sepas que se mudará conmigo y que asumiré toda la responsabilidad y seré el hombre que tú me educaste ser. —Ella no puede tener a este bebé, haz que lo aborte. —dijo Lucas por tercera vez, dejando a Cristian confundido. —¿Al menos me vas a dar una razón legítima de por qué? —Cristian quería saber. —No, no tengo que darte ninguna r... —Sí, tienes que. Porque he dicho la palabra embarazada y tú estás a punto de desmayarte. O me das una razón o me retiraré de esta conversación. —habló Cristian, pero justo cuando estaba a punto de levantarse Lucas lo agarró del brazo y lo obligó a sentarse de nuevo. —Bien, ¿quieres una razón? ¡Te daré una razón!