Capítulo 15
—¿Embarazada? —preguntó Esperanza y arrugó la nariz. Era difícil distinguir si estaba sorprendida, disgustada o acaso contenta, pero su reacción fue mejor de lo que esperaba.
—¿Lo amarraste de esa manera? —me preguntó Esperanza mientras corría hacia mí para abrazarme, mientras Laura seguía con la cara confundida tratando de procesar todo lo que estaba pasando. —No tenía idea de que fueran tan cercanos.
¿Cercanos? Aunque comenzaba a hacerme a la idea de compartir la paternidad, nos faltaba mucho para ser cercanos. —Obviamente no lo son, el bebé fue un error. —dijo Laura de repente, creando un ambiente incómodo en la sala de estar.
Sí, no fue algo planeado, pero ¿llamarlo error? A diferencia de Esperanza, ella manifestó su enfado y yo estaba muy confundida porque para empezar, ni siquiera era su hijo. —No la escuches, yo creo que serás una gran mamá y yo sé que seré una gran tía. Las palabras de Esperanza, me reconfortaron y me dieron un poco más de confianza en mí. Además sabía que yo podía hacerlo, incluso si Cristian hubiera dicho que no quería tener nada que ver con mi embarazo, y yo hubiera trabajado día y noche para darle a mi bebé la vida que yo nunca tuve.
—No me malinterpretes ya que en realidad no quisiera arruinar tu día, pero estoy siendo honesta aquí. Todas conocemos el tipo de hombre que es Cristian, y el hecho de que digas que aceptó su responsabilidad no parece algo típico de él. Una vez que se de cuenta, te echara a ti y al bebé como si fueran basura, porque si realmente piensas que los Escobar quieren de nieto el bebé de una estriper...
—¡Laura, creo que ya has dicho suficiente! —gritó Esperanza. Yo estaba agradecida por ella, ya que yo jamás lo habría hecho. En primer lugar, no tenía amigos, por lo que siempre tuve miedo de cruzar la línea con los amigos que tuve.
—Paz, simplemente te estoy cuidando porque no quiero terminar diciendo que 'te lo dije'. ¿Te das cuenta de que es un mafioso? Trabajar en el club es una cosa, pero vivir con él, y arriesgarte a ti y a tu bebé por algo de dinero... Tú puedes hacerlo sola y nosotras te ayudaremos. —dijo Laura, y ya no supe si aquello era una disculpa o no, porque no había hecho más que empeorar las cosas.
—No es tu deber ayudar, es de Cristian, él es el padre así que sólo puedo aceptar su ayuda, y ninguna más que la suya, —le expliqué. Me molestó que me hablara como si fuera una niña pequeña que no lo había pensado bien. La situación de Cristian y la seguridad del bebé fue lo primero que me pasó por la cabeza, pero él aún estaba vivo, sus hermanos también e incluso sus abuelos, así que no tenía de qué preocuparme. ¿Qué era lo peor que podría pasar?
—¿Así que básicamente me estás diciendo irresponsable? —le pregunté y descubrí que la poca felicidad que sentía se había desvanecido. Pero, ¿y si yo estaba equivocada?
—Te estoy diciendo que hagas lo que quieras, pero deberías huir mientras puedas. Deberías irte antes de dar a luz, y que de pronto él decida criar al bebé con alguna fulana, ¡mientras a ti te echa a la calle! —dijo Laura, quien se ganó una bofetada en la mejilla por parte de Esperanza. —Pero es la verdad. —consiguiendo dejar en claro su punto de vista.
No había pensado nunca en esa posibilidad, pero me parecía bastante acertada. Cristian no tenía ninguna razón válida para querer ayudarme y, aunque se ganara mi confianza, no le supondría ninguna ventaja. Si al final quisiera tener la custodia completa yo no tendría ninguna oportunidad en su contra.
—Esperanza, ¿tú qué opinas? —le pregunté a ella esta vez. No estaba segura si Laura estaba siendo mezquina, ya que algo me decía que su reacción sería la misma sin importar quién hubiera sido el padre, pero Esperanza era diferente y aunque odiaba admitirlo, Laura tenía algo de razón.
—Bueno, pensándolo bien creo que deberías vivir tu vida lejos, en otra ciudad, buscar un trabajo estable, y exigirle un buen cheque. La verdad es que me parece un tanto sospechoso. —afirmó Esperanza de repente. Pero, ¿y qué hay de Lucas? Siempre me apoyó mucho y, al parecer, no era el tipo de persona que dejaría que su hijo le robara un bebé a su madre. Lucas era casi como el padre que nunca tuve y no lo permitiría, ¿cierto?
—¿Entonces no debería mudarme con él? —pregunté por última vez, con la esperanza de que alguien se equivocara y me dijera que lo hiciera, ya que eso me habría hecho la vida mucho más fácil, pero Esperanza y Laura se miraron antes de girar sus cabezas hacia mí.
—¿No crees que es un poco sospechoso? Sólo ten cuidado ¿sí? —me advirtió Laura colocando su mano sobre la mía.
—Bueno, ya basta de hablar de ese hombre, Laura ¿cuál es tu apuesta, sobrino o sobrina? —intervino Esperanza tratando de cambiar de tema. Agradecí lo que pretendía, pero ya era demasiado tarde. Todas mis dudas regresaron, incluyendo aquellas sobre mis habilidades como madre. ¿Mudarme con Cristian sin siquiera intentar manejar la situación yo misma? ¿Era eso lo que haría un buen padre? Cómo podría saberlo si yo nunca los tuve.
—Es una niña, deja de romperte la cabeza y por cierto, nosotras nos encargamos de la revelación del sexo, y del baby shower, como madrina es algo que dependerá completamente de ti, así que sin presiones, —comentó Laura.
—¡Sí, no te ahorcaré si eliges a Laura! —me advirtió Esperanza acercando su cara a la mía. Y por un segundo me olvidé de las preocupaciones y me reí ante su entusiasmo. Yo ni siquiera pensaba en eso, pero ellas ya estaban planeando cosas.
—Está bien, trato hecho. —le sonreí intentando ocultar mi tristeza. Esto se suponía que era un momento feliz, pero lo único en lo que podía pensar era en Cristian y en la familia que no tenía. Después de que él me prometiera que me ayudaría y que todo saldría según lo planeado, ya no estaba segura.
En momentos así, todo el mundo tenía una familia a la cual recurrir, y yo no tenía a nadie. Estaba muy agradecida por Esperanza, e incluso por Laura, pero nunca imaginé un 'te lo dije'. En cambio, ansiaba a alguien que secara mis lágrimas, que me dijera que todo saldría bien, alguien que se mantuviera a mi lado y no me abandonara.
No pude evitar pensar que las palabras de Laura que eran la cruda verdad. Eran las conclusiones que yo misma había sacado cuando me enteré de mi embarazo, pero que Marcos había logrado hacer que cambiara de opinión. Quizá él tenía razón, él conocía a Cristian desde mucho antes que yo, pero ni siquiera él sabía cómo terminarían las cosas. Sí, Cristian había prometido ayudarme si me mudaba con él, pero desde pequeña aprendí que las promesas se pueden romper y que, al final, no debes depender de nadie más que de ti mismo.
Miré mi estómago y de pronto pensé en las futuras consecuencias de mis actos. Podía ir en dos direcciones. Si rechazaba su oferta, lucharía por criar al bebé yo sola y él me lo podría robar, pero si aceptaba, probablemente viviría como una marioneta con miedo a que corriéramos peligro, lo que terminaría con el mismo resultado que la primera opción. Sin importar lo que hiciera, estaría arruinada...
Mientras Esperanza se entusiasmaba con la idea de ser tía y mimar al bebé hasta la locura, a mí me preocupaba lo que sería mejor para él. Todas mis preocupaciones habían desaparecido, hasta que Laura me abrió los ojos de nuevo. Yo había crecido sin mis padres, y no quería que mi bebé creciera sin un padre, pero lo que sí sabía era que me quedaría con mi bebé de una manera u otra y que nadie me lo robaría, ni lo entrenaría para ser algún tipo de monstruo o lo que fuera que Cristian estuviera haciendo.
Mañana regresaría a ver a Cristian y le comunicaría mis condiciones. Le diría que cualquier plan enfermizo que tuviera, si es que lo tenía, no funcionaría. Y que si quería que viviéramos juntos y criáramos al bebé, lo haríamos bajo mis propios términos.
Mañana sería la verdadera prueba sobre las palabras de Marcos. Si Cristian era tan 'malpensado' como él aseguraba, eso querría decir que él aceptaría todas mis condiciones, ¿cierto? Porque él había prometido no abandonarme...