Capítulo 268
Hace un frío que pela. ¡No deberías vestir a mi bebé así!
Esas fueron las primeras palabras que salieron de la boca de Cristian cuando salió del auto y se dirigió hacia nosotros.
Parecía que lo habíamos planeado a la perfección y llegamos a casa casi a la misma hora. "¡Deja de exagerar! ¡Está bien!", le dije, pero mi atención se dirigió a Carmen, que también salió del coche. Le entregué a Siena a Cristian y me quedé mirando a Carmen.
—¿Te la llevaste? —susurré—. ¿Por qué no? —preguntó Cristian.
Miré la radiante sonrisa en el rostro de Carmen y negué con la cabeza. Hace unos meses jamás habría imaginado ver esa sonrisa. "No, no me importa". Sonreí. Carmen corrió hacia Siena y la besó en las mejillas. "Te extrañé muchísimo. ¡La próxima vez iré contigo, Siena!", susurró Carmen.
"¿Dónde está Bob?", me pregunté al darme cuenta de que no estaba. "Volvió a casa para cuidar de Isabel", explicó Cristian. "Llamó y montó en cólera diciendo que no la quería y que lo iba a matar en cuanto llegara.

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