Capítulo 22
Su silueta apareció en la pantalla dividida junto a la de Viviana. Llevaba puesta una camiseta casual, pero aun así emanaba una elegancia innata y ese desdén característico de los hombres de linaje aristocrático. Miró directamente al CEO de la marca, y su tono se tornó firme y serio: —Emilio, la imagen, el profesionalismo y el poder de convocatoria de Viviana son incuestionables. Nuestra Fundación de la familia Suárez ha sido siempre uno de los principales patrocinadores artísticos de su marca. Personalmente, valoro la filosofía que ustedes promueven. Estoy convencido de que elegir a la señorita Viviana como embajadora global es la decisión más acertada. En cuanto a ciertas interferencias externas y ajenas...
Hizo una pausa, y su mirada, afilada como una daga, se dirigió sin rodeo alguno hacia Gustavo al otro lado de la pantalla. Luego, dijo con voz clara y contundente: —En los negocios existen reglas. No mezcle asuntos personales turbios con negociaciones serias. Es de muy mal gusto.

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