Capítulo 37 Desperdiciar lo precioso
Martín no le prestó atención a Juan.
Juan se acercó al escritorio, lo miró fijamente y preguntó: —¿Qué demonios quieres decir con eso? Si de verdad te molestara, con tu temperamento, ya la habrías despedido hace tiempo. ¿Por qué la dejas seguir aquí, paseándose frente a ti todos los días?
—Sabes perfectamente que ella está decidida a estar contigo, y tú la mantienes cerca sin acostarte con ella. ¿Eres consciente de que eso es desperdiciar una gran oportunidad?
Martín alzó lentamente los párpados y sostuvo su mirada por un par de segundos. —¿No puedes soportarlo? —preguntó con calma.
Juan sonrió con un dejo de burla en los labios. —Lo que quiero decir es que, si tú no vas a hacer nada, no le arruines la oportunidad a otros. Ya te lo dije hace mucho tiempo: me gustó esta chica desde la primera vez que la vi. ¿Has visto que haya esperado tanto por alguna otra? Temo que tarde o temprano no podré contenerme, a menos que me digas que tú la quieres.
Martín bajó la mirada con indiferencia. —Pu

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