Capítulo 38 No solo malvado, sino también loco
Nora también sacó de inmediato su teléfono, pero tampoco logró realizar ninguna llamada.
En el espacio cerrado, la luz era tenue y las ventanas del otro lado estaban cubiertas con una malla sellada. Escapar era prácticamente imposible.
Pilar, furiosa consigo misma por haber sido tan ingenua, maldecía sin parar mientras golpeaba la puerta herméticamente cerrada una y otra vez con el pie.
Nora, esforzándose por mantener la calma, intentaba deducir quién les habría tendido aquella trampa hoy. ¿Estaba dirigida contra ella o contra Pilar?
La primera persona que le vino a la mente fue Julio, pero enseguida comprendió que era poco probable. Julio no era más que un rufián callejero; la última vez, Juan lo había dejado en muy mal estado, y no tendría el valor de volver a provocarlos.
Pero si no era él, ¿a quién más habían ofendido?
En la mente de Nora surgió un nombre de forma borrosa. Solo pensar en esa mujer hizo que todo su cuerpo se tensara.
De repente, se oyó el sonido de una cerradura gir

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