Capítulo 88 La esposa del jefe

Nora salió de la oficina del presidente con la sensación de cargar una presión inmensa en el pecho. Había creído que, por fin, las cosas habían dado un giro favorable, pero no esperaba que surgiera un obstáculo en mitad del camino. Ya había sido obligada a convertirse en la otra una vez, y el precio que pagó fue la ruina de su familia y de sí misma. ¿Cómo se atrevería a volver a meterse en esa situación? No sabía quién era su prometida, pero no le costaba imaginar que debía ser alguien que encajara a la perfección con su estatus, su linaje y su poder. Alguien a quien ella no podía permitirse provocar. Una Silvia ya había bastado para que se arrepintiera toda la vida. Si aparecía otra, su destino podría ser aún peor. Nora sintió como si, de repente, le hubieran vaciado el alma; la esperanza que había alimentado durante tanto tiempo, justo cuando estaba más cerca de alcanzarla, se desvanecía en el aire. ¿Cómo no se le había ocurrido que él podía tener una prometida? Durante el tiempo que