Capítulo 9
Baltazar arrugó ligeramente la frente, mientras una extraña sensación cruzaba por su corazón.
Se llevó la mano a la frente y se la frotó, suprimiendo con fuerza esa inexplicable sensación de desarmonía, y dijo: —No puedo llegar tarde a la reunión de hoy.
Ximena, envuelta en la sábana, se incorporó y empezó a dibujar círculos en su espalda con la punta de los dedos. —Entonces... ¿volverás temprano esta noche?
Su cara de recién levantada mostraba un rubor de satisfacción, aunque en el fondo de sus ojos destelló un destello calculador.
Apenas Baltazar salió, Ximena agarró el teléfono de inmediato y le contó la buena noticia a Raquel.
—Ya te lo dije, Baltazar no puede dejarte —la voz de Raquel rebosaba una alegría que no podía disimular—. En el hospital ya está todo arreglado; el médico que te atendió admitirá que fue un error de diagnóstico. Cuando quedes embarazada de su hijo, Magdalena no tendrá con qué competir contigo.
...
Baltazar llegó a la empresa.
Apenas entró en la sala de reunio

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