Capítulo 21

Matías mantenía la cabeza baja y la espalda encorvada. Su calma ocultaba una profunda impotencia. Sofía no sabía si era imaginación suya, pero creyó ver en él el peso de todas las heridas que había arrastrado a lo largo de su vida. Al notar su mirada, Matías sonrió con melancolía: —Te preguntas por qué alguien como yo, que lo tenía todo, terminó luchando por su vida en un ruedo. Ella lo miró con asombro y asintió. —Puedes contarme lo que quieras. Y si no quieres hacerlo, también está bien. No fue tu culpa. En realidad, más que curiosidad por su pasado, sentía compasión por él. —No, quiero que lo sepas. —Entró en la sala, abrió el mueble bar y sirvió una copa de whisky. El alcohol le aflojó el cuerpo. Con voz entrecortada dijo: —Tres meses después de la muerte de mi abuelo, sus hombres intentaron eliminarme. Antes quisieron divertirse: me lanzaron al ruedo con animales salvajes. Nadie creyó que saldría vivo. —El leopardo me desgarró la carne y bebió mi sangre. En un instante de rabia, c