Capítulo 14
Jacobo la miró con cierta duda.
—No es que esté nerviosa... ¡Es que tengo miedo!
Aunque no era culpa suya, lo ocurrido ese día había hecho quedar en ridículo a la familia Cordero frente a tantos personajes influyentes. Ella no podía cargar con semejante responsabilidad.
Dentro de la habitación, don Marcelo yacía medio recostado en la cama. Al oír la puerta, abrió los ojos.
—Jacobo, sal un momento.
Él dudó unos segundos, pero finalmente salió, cerrando la puerta tras de sí.
Bianca se sintió un poco incómoda. Por el aspecto de don Marcelo, parecía que ya se le había pasado el enojo.
—Hija, esto ha sido muy injusto para ti.
Don Marcelo le tomó la mano con afecto; su mirada estaba llena de ternura.
Con esas palabras, Bianca por fin pudo relajarse.
Más que alivio, sintió una profunda gratitud. A pesar de que apenas se habían visto unas pocas veces, él era capaz de distinguir entre lo justo y lo injusto, y sabía perfectamente quién tenía razón en todo aquello.
En cambio, la familia Reyes no

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