Capítulo 13
Bianca no era pendeja después de todo. Al ver que Vanessa venía hacia ella con furia, supo que debía apartarse.
Pero justo en ese momento, varias personas a su alrededor formaron un muro humano como si lo hubieran coordinado, inmovilizándola en el lugar.
Vanessa llevaba tiempo esperando la oportunidad de vengarse de aquella bofetada. Por fin la tenía.
La mano de Vanessa se acercaba cada vez más, y Bianca, con los dientes apretados, cerró los ojos con fuerza.
¡Si algún desgraciado estaba sujetándole los brazos, no pensaba perdonarlo jamás!
—¿Así es como la familia Reyes educa a sus hijas?
La voz grave y magnética atravesó el pecho de Bianca.
Era tan parecida... ¡Demasiado parecida!
Cuando abrió los ojos, su mirada no se despegó de él.
Humberto corrió a interponerse entre ambos. Jacobo frunció el ceño con desagrado y luego apartó bruscamente la muñeca de Vanessa.
Lo hizo con tanta fuerza que ella casi cayó al suelo.
Fidel la sostuvo por detrás, indignado: —¡Tío Jacobo! ¿Cómo puede seguir

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