Capítulo 27
—Pensé que no te gustaría esta comida.
Bianca pidió al mesero que trajera más platos, y no se detuvieron hasta que los cinco quedaron completamente satisfechos.
Se limpió la boca con satisfacción antes de salir del restaurante.
Apenas pusieron un pie afuera, vieron a Salvatore, con una mano sosteniendo una salchicha asada y unos churros, y con la otra comiendo un elote con mantequilla y queso, feliz de la vida.
Jacobo tosió ligeramente un par de veces para llamarle la atención. Salvatore, sobresaltado, tragó apresuradamente lo que tenía en la boca y ya se disponía a tirar lo que le quedaba a la basura. No se atrevía ni loco a subir a ese Maybach con churros en la mano.
—Espera, no los tires. Jefe Jacobo, ¿no tiene prisa por volver, verdad?
Bianca lo dijo casi por instinto, sintiendo que sería una lástima desperdiciarlos, y además dio en el clavo con su pregunta.
—No tengo prisa.
Al escuchar eso, la sonrisa volvió a instalarse en el rostro de Salvatore: —Entonces esperaré aquí hasta que

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