Capítulo 41
—Parece que no estás muy contenta, pero tranquila, si trabajas conmigo, de veras te aseguro que estarás de maravilla.
Lázaro se dio una palmada en el pecho al hacer su promesa, pero lo único que obtuvo fue una leve sonrisa de Bianca.
—No pasa nada. De todos modos, no planeo desarrollarme en este medio.
Como ya había entregado el regalo, Bianca no veía necesario quedarse más tiempo allí.
Pero Lázaro no tenía intención de dejarla ir: —Tú no te dedicas a la joyería, ¿cómo pudiste darte cuenta de que ese collar era falso a simple vista?
Aunque a Bianca le parecía que Lázaro hablaba demasiado, no se esperaba que, al menos, creyera en lo que ella decía.
—No es que confíe en ti. Solo confío en mis propios ojos.
Lázaro puso una expresión de "no te confundas", lo que hizo que Bianca perdiera cualquier simpatía que pudiera haber sentido. Hablador y algo narcisista.
Luego ambos comenzaron a charlar despreocupadamente sobre joyas, algo que Bianca no pensó que pudiera llegar a compartir con él.
—¿J

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