Capítulo 42

Aunque era solo un sustituto de comida, Bianca sentía que había comido bastante bien. —Tranquila, nuestro jefe Jacobo tiene su agenda llena todos los días. Por más trabajos extra que existan, ninguno da tanto como ser jefe. Salvatore hablaba exagerando sin reservas, pero en realidad, todo lo que decía era cierto. La Corporación Andes manejaba negocios de millones de dólares, y aun así eran los otros quienes rogaban por colaborar con ellos. Eso sin duda tenía más valor que cualquier trato de unos cuantos cientos o miles de dólares. —El valor de un trabajo no está solo en cuánto se gana, pero tampoco niego que para algunas personas eso sea muy importante. Jacobo hablaba con precisión, pero esa fue una de las frases más largas que Bianca le había escuchado decir. —Tiene razón, jefe Jacobo. Si no tiene más asuntos, puede irse tranquilo a trabajar. La gente que entraba y salía en esa fiesta de cumpleaños eran verdaderas fortunas andantes. Solo con unos minutos de conversación, seguramente y