Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 5

Este incidente se volvió tendencia en las redes sociales ese mismo día. Bianca, mientras comía semillas de girasol, no pudo evitar soltar una carcajada al ver en su tablet cómo Vanessa se enfrentaba a un perro. Tomó su celular y le envió un mensaje de voz a Sandra. —¡Esto es demasiado gracioso! Aunque los malos me hayan hecho daño una vez, no puedo rebajarme a su nivel... Pero ver a un perro atacándolos así... Uf, ¡tus métodos están mejorando cada vez más! Después de apagar su tablet, Bianca se recostó en el sofá y, a través de la ventana de cristal, contempló los altos edificios del exterior. Aún no había terminado la universidad cuando decidió mudarse de la casa de los Reyes. Aunque se había criado en una mansión, su vida allí fue amarga. Solo después de abandonar aquel nido de conflictos, descubrió lo maravillosa que podía ser la vida. El sonido de una notificación la sacó de sus pensamientos: era Sandra describiéndole la escena del día anterior en un mensaje de voz de cincuenta y nueve segundos. Se conocían desde la primaria, así que, sin siquiera escucharlo, ya sabía que solo las primeras frases eran relevantes. El resto era su risa estrepitosa, que también logró contagiarle el buen humor a Bianca. De pronto, recordó a Jacobo en el hotel aquel día, y una chispa de impulso la recorrió por dentro. —Hey, ayúdame a investigar el incidente de hace siete años cuando caí al agua, y también ese correo anónimo que recibí entonces. La voz perezosa al otro lado del teléfono respondió: —Señorita Bianca, ¿otra vez estás aburrida y vienes a fastidiarme? —Te lo he dicho antes: debiste seguir estudiando. Tienes tanto talento y tiempo... ¿Para qué desperdiciarlos? Ezequiel Álvarez era un prodigio del departamento de informática que Bianca conoció en la universidad. En lo que respecta a temas de internet, no había nada que no pudiera averiguar. En aquel entonces, Sandra acababa de regresar del extranjero y fue a ver a Bianca para llevarle un regalo. Ezequiel se enamoró de Sandra a primera vista. Desde entonces la perseguía con entusiasmo, mientras colmaba a Bianca de atenciones. Aunque no logró conquistar a Sandra, él y Bianca terminaron convirtiéndose en amigos. —No pienses en eso. Si tienes éxito, hablaré bien de ti frente a Sandy. Ezequiel solo atinó a decir: —¿Sabías que ya me coticé y ahora cobro su buena plata por cada encargo? —Lo sé. ¿Entonces qué quieres? Bianca ya no tenía problemas de dinero, así que sin dudarlo se dispuso a hacerle una transferencia. Después de todo, él ya le había ayudado bastante. —Está bien. No me atrevo a aceptar tu dinero. Solo te pido que me ayudes a concertar una cena con Sandy. Justo después de hablar, Ezequiel vio la notificación de la transferencia bancaria en su celular. —¡Para un poco señorita Bianca! ¡Yo solo estaba bromeando! ¡No irás a cortar nuestra amistad por esto! Intentó devolver el dinero a toda prisa, pero solo escuchó los gritos de Bianca. —¡Qué cortar amistad ni qué nada¡ Ezequiel, no olvides que todavía necesitas mi ayuda, ¡cuidado conmigo! —Y si devuelves el dinero, entonces sí que estaremos a mano. Así que mejor acéptalo. Luego, Bianca colgó y se dejó caer rendida sobre la cama. La brisa nocturna se coló traviesa por las rendijas de la ventana. La obligó a abrazarse por reflejo y darse vuelta para seguir durmiendo. A la mañana siguiente. Un tono de llamada agradable la despertó. Bianca contestó, y al instante escuchó el bullicio al otro lado de la línea. —¡Bianca! ¡Si no llegas pronto, el estudio de grabación va a cerrar! Entonces recordó que ese día tenía una sesión de doblaje agendada. Pensó que tener dinero la estaba volviendo insensible al horario laboral. —Yo... Ya estoy en camino, ¡ayúdame a ganar algo de tiempo! No esperó a que le reprocharan más. Se lavó, se puso gorra y cubrebocas, y salió corriendo. Pero justo al llegar a la entrada del complejo residencial, se topó con alguien conocido. Bianca bajó la visera rápidamente e intentó escapar. Aun así, no logró evitar la mirada de Vanessa, quien la tomó del brazo. Su chaqueta se deslizó por el hombro. La piel blanca de Bianca quedó expuesta al aire, y Fidel no pudo evitar mirarla un par de veces. —Bianca, sé que aún me guardas rencor. Pero ahora que todo pasó, ¿de verdad no puedes perdonarme? Antes de que Bianca pudiera reaccionar, Vanessa se inclinó profundamente ante ella. Había mucha gente entrando y saliendo del complejo. Al ver la escena, comenzaron los murmullos. —¿Cómo puede esta chica ser tan cruel? ¡Dejar que su propia hermana se le arrodille en público! —Cada familia tiene sus problemas. Al fin y al cabo, son hermanas. ¿Qué no pueden reconciliarse? Bianca soltó una risa sarcástica: —¡Dejen de cargarme toda la culpa! —¿Qué tal si les cuento cómo esta hermana mía sedujo a mi prometido? El morbo humano era inagotable. En lugar de sentir vergüenza por haberla malinterpretado, las personas solo se interesaron más en el chisme. Los comentarios aumentaron, tan escandalosos y ruidosos como si quisieran provocar una explosión. Bianca no tenía tiempo para discutir más: —Si ustedes no tienen vergüenza, quédense aquí arrodilladas todo lo que quieran. Con una sonrisa sarcástica, se dio la vuelta y se marchó. —Fidel, ¿será que Bianca nunca me perdonará? Vanessa se acurrucó en el pecho de Fidel, con una expresión tan lastimera que a él se le encogió el corazón. —Todo esto es culpa mía. Me encargaré de hablar con Bianca. Durante toda la discusión, Bianca no le había dirigido ni una sola mirada. Fidel sintió una punzada de tristeza: dos personas que se amaban tanto, y ahora eran como completos extraños. —¡¿Por qué tardaste tanto?! El sonido de los tacones resonó por las escaleras. Su dueña se hizo notar mucho antes de aparecer. Bianca, apurada, no se fijó y chocó contra un hombre con sudadera gris y cubrebocas. —Disculpa. Si no fuera porque había tanta gente en el vestíbulo, Claudia ya la habría reprendido con dureza. —Te juro que si no fuera por tu talento, el jefe nunca te habría dado este papel... Las palabras de Claudia se fueron desvaneciendo en la mente de Bianca. Su atención estaba fija en la espalda del hombre. —¡Te estoy hablando! ¿Me estás escuchando o no? —¿Quién es él? Claudia se llevó la mano a la frente, resignada: —Te lo dije ayer. Hoy venía Ariel. Pero justo tenías que hacer esto... Ahora te tacharán de diva. Bianca había percibido una fragancia familiar, y esa silueta... Era demasiado parecida. —Ya basta, sube rápido. Si no lo haces ahora, no podré cubrirte más. Claudia la empujó escaleras arriba. Una vez dentro del estudio de grabación, Bianca se concentró por completo en el trabajo y dejó atrás lo ocurrido. No se percató de que una figura silenciosa la observaba desde una esquina. —Director Damián, ¿qué le pareció? Después de grabar durante dos horas seguidas, la voz de Bianca ya sonaba un poco ronca. El hombre de mediana edad sentado frente a ella era el director de ese cortometraje. Su barba incipiente y el cansancio en sus ojos evidenciaban el esfuerzo que había puesto en ese proyecto. —Muy bien. No me equivoqué al elegirte. Pero tenemos tiempo, no hay prisa. Afortunadamente, el director Damián se centraba en el trabajo y no en lo personal. Aunque ahora hablaba con suavidad, si Bianca hubiese llegado un poco más tarde, las consecuencias habrían sido graves.

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.