Capítulo 70

Después de todo, entre ellos también había no pocos como Bianca e Isaac, que eran solo dos conocidos. —¡Silencio! Un hombre de mediana edad, vestido como mayordomo, salió al frente, y el empleado lo miró como si hubiera visto a su salvador. —Ustedes deberían estar aquí para participar en el congreso académico, no por turismo. Si no pueden soportar ni siquiera tres días, pueden bajarse del barco ahora mismo. Su actitud era sumamente firme, y varios de los que venían en pareja, por miedo, optaron por desistir. Y no es que no tuviera razón: quienes participaban en este congreso eran personas con aspiraciones. Después de todo, solo eran tres días. —¿Y tú quién eres para decirme con quién puedo o no puedo quedarme? —¿Acaso no se trata solo del costo del alojamiento? No es que no pueda pagarlo. ¿Tienen habitaciones disponibles? Me pido una. Vanessa se quitó las gafas de sol y sacó un fajo de billetes de su bolso. Esa actitud no era distinta a la de una niña rica, lo cual provocó murmullos en