Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 2

Él, pálido, me sujetó los hombros con fuerza; incluso, las manos le temblaban: —Yoli, el abuelo exige que este niño nazca. Patricia dijo... que si no estoy con ella todos los días, abortará y luego se matará. —Ella me salvó la vida, no puedo ser un desagradecido. Además... la familia Ortega no puede quedarse sin heredero. —Te lo prometo, cuando nazca el niño lo daremos en adopción. Solo tienes que no pelear con Patricia; te juro que jamás dejaré que te humille. Se giró tan bruscamente que su saco barrió la mesa, tirando el café que me había preparado. Miré mi vientre y sentí como si me abrieran una herida en el corazón. En ese accidente de auto, para protegerlo, me golpeé el abdomen y, tras recuperarme, no pude volver a quedar embarazada. Después, con tal de tener un hijo, tomé muchos medicamentos y recibí numerosas inyecciones, pero al final, solo logré dañar mi cuerpo. Entonces él me abrazó, con los ojos llorosos, y dijo: —Yoli, puedo renunciar a tener hijos, pero no a ti. Me prometió que no tendría tentaciones, que toda la vida sería bueno, solo conmigo. Jamás pensé que eso de "toda la vida" terminaría en apenas cinco años. Apreté mis dedos y le dije a Daniela: —Tráeme los documentos del despacho, quiero hablar con mi papá. Quiero volver a la casa de mis padres por un tiempo. Durante los tres meses siguientes, Claudio enviaba cosas que me habían gustado antes. Pero, yo sabía que lo que tenía, Patricia tampoco lo extrañaba. Y eso que yo valoraba, para él, probablemente, no significaba nada en especial. En mi círculo social, se rumoraba que yo había perdido mi estatus, pues Claudio dedicaba casi todo su tiempo a Patricia. Mi papá y mi hermano, que estaban en el extranjero, al enterarse de mi sufrimiento, enviaron por avión una caja entera con las cosas que más me gustaban. Daniela, al verme apagada durante el día, salió al patio y trajo en brazos un cachorro de Samoyedo, blanco como la nieve, y me dijo, sonriendo: —Señora, mire, su padre pidió que se lo dieran. Dice que es igualito al que usted tenía de niña. El perrito me miró con sus ojos negros, sacó la lengua y lamió el dorso de mi mano. Lo abracé, sintiendo su pelaje suave contra mi mano y, poco a poco, algo de calor volvió a mi corazón. Con la compañía del cachorro, al fin mis días empezaron a tener algo de vida y hasta tomar esas medicinas se había vuelto un poco menos difícil. Daniela, al ver que mi ánimo había mejorado un poco, me sugirió: —Hoy hace buen clima, ¿por qué no llevas al perrito al jardín a tomar el sol? Apenas llegué bajo la pérgola de la terraza, me encontré de frente con Patricia, vestida con ropa de equitación. Llevaba en la mano una pistola de aire comprimido; su vientre aún no se notaba, pero ella lo exhibía con orgullo. —Señora Yolanda, Claudio dice que, como estoy embarazada, no tengo que ser amable con nadie. Miró a Daniela y agitó la pistola en la mano: —Acompáñame a probar si esta pistola nueva dispara bien. Esa arma, aunque parecía pequeña, seguramente era bastante potente. —Patricia, ella no se siente bien de salud, mejor busca a otra persona que te acompañe. Luego, le indiqué a Daniela que regresara a la casa. Patricia no la detuvo; en cambio, levantó la mano y arrojó la pistola al estanque de carpas del jardín, llevándose la mano al vientre y quejándose exageradamente. Detrás de mí se oyeron los pasos de Claudio. —¿Qué pasó? Te dije que no jugaras con cosas peligrosas. Al verme, él se detuvo y arrugó la cara. —Yoli, ¿por qué estás tan delgada...? Durante estos tres meses, él había regresado un par de veces, pero yo le pedía a Daniela que le dijera que estaba dormida. Quizá él pensaba que yo seguía molesta por lo de Patricia. Pero, no sabía que mi enfermedad había empeorado y que, incluso, levantarme de la cama me resultaba difícil; simplemente, ya no tenía fuerzas para lidiar con él. Al notar que él me miraba, Patricia aprovechó para dejarse caer en sus brazos, señalando a Daniela, que llegaba a la puerta, y gritó: —¡Ella me empujó! ¡Mi pistola nueva se cayó al estanque! ¡Me duele mucho el vientre...!

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.