Capítulo 16
—¿Castigo?
Ana, adolorida, sintió que la oscuridad le nublaba la vista. Miró a los dos hombres indiferentes, con los ojos enrojecidos y llenos de rencor y odio.
—Jajajaja... ¿Me hablan de castigo? ¿Y ustedes? ¡Alejandro! ¡Carlos! ¿Acaso piensan que son buenas personas?
—Al idear un plan así para engañar a una mujer, ustedes también tendrán su castigo.
—¡Sí! Yo he dañado a María, pero, comparado con su supuesto engaño y su caprichoso juego, ¿qué cuenta mi daño?
Ana, temblando de dolor, apenas lograba controlar su respiración; incluso su voz vacilaba.
Pero al ver los rostros lívidos de los dos hombres, la sensación de venganza le dio fuerzas para seguir escupiendo las palabras entre los dientes.
—¡Ustedes... son los que más han herido a María!
—Es para morirse de risa, Alejandro... tu autoproclamada declaración de amor en el video de disculpa no fue más que una burla.
—¡María nunca, nunca los perdonará!
Al pronunciar estas palabras, Ana se desmayó.
La habitación quedó en absoluto silenci

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