Capítulo 24 ¿Podrías portarte bien?
Rosa sabía que, en ese momento, debería recordarle a Diego que el Barrio Jardines de Coral era su hogar y que ella no podía considerarlo como propio.
Pero abrió la boca y, aun así, no logró emitir ningún sonido.
"Solo esta vez —pensó—, dejaré que mi deseo me domine. Solo esta vez quiero disfrutar, aunque sea por un instante, de la ternura que debería pertenecer a otra mujer".
—Está bien, volvamos a casa.
...
Quizá por el cansancio del día anterior, Diego rara vez no se despertó a las seis.
Cuando Rosa abrió los ojos, el hombre a su lado seguía durmiendo.
Una de sus manos descansaba suavemente sobre su cintura, con su cuerpo ligeramente inclinado. De vez en cuando, las cortinas se movían con el viento y la luz del sol caía sobre su rostro, formando una imagen tan hermosa que ella no quería apartar la mirada.
—Si... si yo fuera la persona que él ama, ¡qué maravilloso sería...!
Ese pensamiento surgió de repente, dejando a Rosa completamente paralizada. Luego se apresuró a bajarse de la ca

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