Capítulo 167
No llevaba paraguas; bajo la lluvia, esperaba con amargura a que ella saliera.
Desde que había anunciado su compromiso con Sebastián, había pasado ya más de medio año. Durante ese tiempo, Salvador había encanecido bastante, quizá por el exceso de preocupaciones.
Casi todos los días llegaba con un ramo de flores para verla, y aunque sabía que ella ya estaba comprometida, seguía allí sin rendirse.
Andrea nunca se conmovió.
Tampoco fue a verlo.
Mañana sería la boda. Andrea observaba distraída la lluvia persistente a través de la ventana, algo inquieta.
Nadie quiere que su boda salga mal; como novia, por supuesto deseaba mostrarse radiante y vivir un proceso lleno de romanticismo.
Por suerte, el cielo parecía bendecir esta nueva etapa de su vida.
Al día siguiente.
El viento soplaba suave y el sol brillaba espléndido.
Después de la lluvia de la noche anterior, el mundo parecía haberse renovado.
Salvador no asistió a la boda.
Eso decepcionó un poco a los periodistas que aguardaban ansiosos e

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