Capítulo 39

Andrea sonrió con suavidad, pero aquella sonrisa no alcanzó sus ojos: —Oh, ya veo. Habló con una calma absoluta: —Reaccionas con tanta fuerza que pensé que estabas haciendo algo vergonzoso a mis espaldas. Esa frase fue como una piedra arrojada a un lago en calma, provocando ondas que se expandieron sin control. Salvador le contestó: —Andrea, no hagas un drama sin razón. Julia es solo mi hermana. Se lastimó, y yo solo me preocupo por ella. ¿Cuál es el problema? Andrea ladeó ligeramente la cabeza, con una expresión de leve confusión en las cejas, aunque en sus labios persistía una sonrisa sutil. Preguntó con énfasis: —¿La señorita Julia? ¿No habías dicho que estabas resolviendo un asunto de trabajo? ¿Ahora resulta que era sobre la señorita Julia? —En su voz se colaba una pizca de sarcasmo, casi imperceptible. Salvador se quedó sin palabras. Pasaron unos segundos antes de que pudiera responder: —Yo... Andrea no le permitió continuar. Con tono sereno, lo interrumpió: —Puedes seguir. Solo v