Capítulo 58

Douglas Kay tenía su oficina en la esquina del último piso del edificio de Paragon. Esa habitación se parecía más a una sala de exposiciones sacada de un catálogo de IKEA, que a una oficina donde realmente hubiera gente trabajando. El enorme escritorio de madera de roble estaba inmaculadamente limpio, libre de cualquier documento. Douglas llamó a su secretaria, una linda chica de piernas largas, para ordenarle que les sirviera café. El rostro sin arrugas del director estaba ligeramente hinchado, como consecuencia de su última inyección de Botox. Las continuas aplicaciones de esa sustancia lo hacían parecer una figura de cera cuando no estaba sonriendo. Y cuando lo hacía, él parecía una anciana. Darya tomó un sorbo de café, esperando que le explicara la razón de haberla llamado a su oficina. Finalmente, Douglas terminó con los saludos de rigor y fue al grano. "Estoy seguro de que estás al tanto de los rumores sobre tu nombramiento como vicepresidenta de Paragon. Vi tu currículum y deb