Capítulo 59

Desde que The Myriad había abierto sus fastuosas puertas al público dos años atrás, todas las noches eran muy concurridas.  En el casino, se vivía un bullicio constante las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, y elegantes invitados con esmoquin y vestidos relucientes engalanaban en el opulento y exquisito escenario. Y si la oferta interminable de entretenimiento comenzaba a saturar a los concurrentes, estos podían recuperar el entusiasmo en alguno de los doce restaurantes y salones de primera categoría dentro del establecimiento, o retirarse a descansar a las soberbias habitaciones de lujo provistas de servicio al cuarto en todo momento. La estricta seguridad y la discreción del casino lo convirtieron en el lugar de reunión habitual de famosos, personajes de la alta sociedad y empresarios influyentes.  Como es natural, al igual que en cualquier otro establecimiento de este tipo, The Myriad también contaba con una vasta lista de personas no gratas. En compañía de do