Andrés Almonte e Isabela Bernal eran la pareja más envidiada del residencial militar.
Andrés la amaba; en invierno le calentaba los pies entre los brazos, y ella, a su vez, le preparaba cada día su café favorito.
Hasta que su hermano Gabriel Almonte murió en una misión, dejando viuda a Karina Quiroz a los tres meses de casados.
La familia obligó a Andrés a casarse con Karina para darle descendencia a Gabriel.
Andrés lo rechazó sin vacilar. Dijo que en esta vida solo amaría a Isabela, que jamás tocaría a otra mujer.