Capítulo 90 ¡Te haré caer al mar!

Diego se detuvo frente a Julia. —Julia, quiero que entre nosotros haya un cierre definitivo. Julia lo miró con frialdad. —Yo no creo que entre nosotros quede nada pendiente. Diego abrió la mano. En su palma descansaban tranquilamente dos alianzas baratas. —Estas dos sortijas, cuando nos divorciamos, las dejaste en la mesa de noche y no te las llevaste. Así que pensé en deshacerme de ellas. Julia bajó la mirada hacia las alianzas en la mano de Diego. Eran dos anillos baratos, simples mercancías de un puesto callejero. En aquel entonces, ella realmente había sido irracional: pensaba que mientras Diego tuviera sentimientos por ella, no importaba que las alianzas fueran baratas, el valor material no tenía importancia. Incluso había creído, con ingenuidad, en las palabras de Diego: "Cuando gane más dinero, te compraré anillos mejores". Pero la realidad era que, cuando un hombre solo compra un par de sortijas baratas en un puesto callejero para el matrimonio, ya está demostrando que en su co