Capítulo 167
Se sintió horrible.
Era como si salir en público con el título de ser la gran señora Fernández fuera solo un favor que Wálter le estaba concediendo.
Lucía solo había preguntado si estaba celoso sin pensarlo demasiado.
Pero su respuesta, como siempre, fue como una feroz puñalada directa al corazón, dejándola humillada.
Su rostro pasó de rojo a pálido, y luego de pálido a un tono más verdoso.
Wálter, sin embargo, parecía estar disfrutándolo. Le complacía la sensación de tenerla bajo su control.
Sacó una tarjeta de su bolsillo y se la tendió: —No me gustó tu actuación esta noche, así que esto es sencillo, la asignación será reducida a la mitad.
—Tú... —Lucía sintió un fuerte nudo en la garganta y una tenue humedad asomó en sus ojos. Pero se contuvo con firmeza.
—Si no te gusta, renuncia a tu trabajo y vuelve a ser una esposa obediente. —Wálter colocó la tarjeta en la palma de su mano con un aire de indiferencia.
Su tono era implacable, inquebrantable, humillante.
Por a

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