Capítulo 78 Sensación de seguridad
La mujer gritaba desesperada, pero casi nadie se atrevía a acercarse.
Por el contrario, los demás solo la observaban con cautela y, en silencio, abrazaban con más fuerza a los niños que tenían a su lado.
Al ver aquello, la mujer volvió a gritar. —¡Amor! ¿Dónde diablos estás? ¡Sal de una vez, que quieren llevarse a tu hija!
Al darse cuenta de que la mujer tenía cómplices, Mariana no dudó: giró la cabeza hacia uno de los curiosos y le dijo con firmeza: —¿Todavía no lo ves? ¡Esta mujer está montando una farsa! ¡Llama ya a la policía!
Pero la persona se quedó paralizada, sin reaccionar.
Mariana no perdió tiempo en explicaciones; dio unos pasos rápidos hacia otro anciano que grababa con su celular, se lo arrebató y lo estrelló con fuerza contra el suelo.
—¡Oiga! ¿Qué le pasa?
Protestó el hombre, alarmado, mientras le sujetaba el brazo. Ella no le prestó atención; solo miró a la persona que al principio le había pedido que llamara a la policía y le advirtió: —¿Vas a seguir ahí parada? ¡Llama

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