Capítulo 17
Teodoro, a medida que hablaba, sentía que tenía cada vez más razón; incluso llegó a conmoverse a sí mismo.
—Carla, ¿recuerdas aquel documental sobre el parto que vimos juntos cuando recién nos casamos? ¡Las imágenes eran tan sangrientas, y monstruosas!
—¡Eso es el verdadero proceso de dar a luz! Cuántas mujeres, para tener hijos, se encuentran en la sala de partos, sufriendo tanto dolor que parece que van a morir.
—Ese impactante cuadro, solo de verlo, me dolió hasta a mí. ¿Cómo podría tener el corazón para dejarte pasar por semejante sufrimiento?
—¿Así que no está bien lo que tenemos ahora? —Teodoro tomó la mano de Carla con cierta ternura y dijo, emocionado—: Lorena nos ha dado hijos, tú no tienes que soportar ningún tipo de dolor y, aun así, puedes tener un par de adorables gemelos.
—¡Esto es algo bueno! ¿Por qué te enfadas entonces?
Al escuchar semejantes palabras tan patéticas de Teodoro, Carla casi se echó a reír de la rabia.
—¿Teodoro, según tú, entonces debería darte las gracia

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