Capítulo 18
Ese puñetazo lo llenó de rencor; tan fuerte fue el golpe que a Teodoro le voló un diente y la sangre comenzó a brotarle enseguida.
—¡Mierda! —maldijo entre dientes y escupió un poco de sangre al suelo. —Baltasar, ¿qué te importa a ti?
—Carla es mi esposa, esto es asunto nuestro, ¿esto a ti qué te incumbe?
Al oír estas palabras, Carla miró con frialdad a Teodoro y le dijo en voz alta: —Teodoro, no olvides que ya firmaste el acuerdo de divorcio; ahora ya estamos divorciados.
—¿Qué divorcio, ni que nada? No lo reconozco —Teodoro apretó los dientes y dijo—: Ese acuerdo de divorcio lo firmé porque Cristian me amenazó, así que ese papel no tiene ninguna validez.
—Además, solo firmé ese acuerdo para encontrarte.
—Carla, te amo, no quiero divorciarme de ti, eres el amor de mi vida, ¡no puedo estar sin ti!
Ante la apasionada confesión de Teodoro, Carla solo sintió repulsión.
Ya no quiso perder más tiempo con él y sacó su celular para llamar a la policía.
Al ver este suceso, Teodoro se apresuró

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