Capítulo 15
El paisaje fuera de la ventana retrocedía a gran velocidad, difuminándose en una mancha de colores distorsionados.
Pero en la mente de Félix pasaban con nitidez, una tras otra, varias imágenes.
La primera vez que Bianca le cocinó, con harina en la cara, sonriendo tímida y radiante;
Bianca frente a la tumba de Nuria, con los ojos enrojecidos, llorando en silencio;
Bianca cuando él le había desajustado la mandíbula, temblando de dolor, pero sin poder emitir sonido, desesperada;
Bianca colgada boca abajo del cerezo, la sangre fluyendo hacia la cabeza, la cara amoratada, pero silenciosamente obstinada;
Bianca firmando el consentimiento para la operación... Qué determinación y qué tristeza debieron dominarla en ese momento...
—¡Bia... Bia!
Félix gritó una y otra vez el nombre de Bianca; las lágrimas le brotaron sin control, nublando su vista y siendo arrastradas por el viento.
Le pareció que una mano invisible le apretaba con fuerza el corazón y luego lo despedazaba; cada respiración le dol

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