Capítulo 40

—¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanta gente aquí?— resonó una voz clara desde atrás mientras Carlos entraba desde el exterior. Apenas se acercó, se encontró con la absurda escena que tenía delante. Su expresión se oscureció inmediatamente y frunció el ceño, fijando su mirada directamente en Ana. El rostro de Ana palideció y su cuerpo empezó a temblar involuntariamente. Hoy había citado a Carlos intencionadamente, con el propósito de que presenciara la relación ilícita entre Belén y Diego y se desilusionara completamente de Belén. No esperaba ser ella quien terminara siendo motivo de burla. Comenzó a explicarse apresuradamente: —Carlos, no es lo que parece, yo... Cuando llegué a casa hoy, Belén me golpeó hasta dejarme inconsciente, y al despertar, me encontré así. ¡Fue Belén, ella quiso hacerme daño! Mientras Ana hablaba, las lágrimas caían de sus ojos, pareciendo víctima de una grave injusticia. María también intervino rápidamente en defensa de su hija: —Sí, Carlos, Belén volvió inesp