Capítulo 115
Ana ayudó a Sara a asearse y le cambió la ropa.
Mientras la vestía, notó que en los brazos y en la cintura de Sara había varios moretones, marcas que claramente parecían hechas por apretones.
Al parecer, Camila no solo le había negado agua, sino que también la había maltratado físicamente.
De otro modo, ¿cómo podía una persona con la pierna izquierda fracturada, postrada en una cama, tener tantas heridas?
La expresión de Ana se oscureció, tornándose cada vez más seria y tensa.
Al verla así, Sara, asustada, se quitó su collar y se lo ofreció a Ana con timidez, intentando aplacar su enojo. —Anita, no te enojes. Toma, esto es para ti.
La rabia de Ana solo aumentó.
Con esa actitud tan sumisa y sin resistencia, era inevitable que otros se aprovecharan de ella.
Se inclinó un poco, la miró a los ojos y le dijo con firmeza: —Sara, cuando te pasen cosas malas, tienes que defenderte, ¿entiendes?
Sara, con el collar entre las manos, se mostró nerviosa y confundida.
Parecía profundamente insegura,

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