Capítulo 62

—¡Las heridas en mi cuerpo son la prueba, quiero denunciarla! Laura, con gesto severo, le dijo a la dependienta que estaba a su lado: —Por favor, llame a la policía. Laura vestía un elegante traje de gala y llevaba un maquillaje impecable. Ana, en cambio, lucía su ropa vieja y el rostro al natural. Las dependientas de Autonía tenían ojos expertos: con solo una mirada podían distinguir entre una persona adinerada y otra pobre, y en este caso la diferencia resultaba más que evidente. La dependienta asintió de inmediato: —De acuerdo, Srta. Laura, enseguida haremos la llamada a la policía. Laura se sintió complacida. En las anteriores fiestas privadas siempre había asistido junto a Javier. Esta vez, sin embargo, Javier había dicho que llevaría también a Ana. ¿Dos acompañantes? Eso la convertiría en el hazmerreír. No podía permitir que algo así sucediera. Había planeado que aquellas dos mujeres fueran a buscarle problemas a Ana, que le dejaran alguna herida visible en el rostro o que, al me