Capítulo 82 Justo a tiempo
—¿Qué pasa?
Del otro lado del teléfono, la voz ansiosa de Juana resonó.
—Mi papá me ha encerrado, ven a mi casa ahora, intentaré escapar.
Angélica bajó la voz, temiendo que alguien pasara cerca y la escuchara.
Juana respondió con sorpresa e incredulidad: —¿Por qué Señor Eleazar te haría eso?
—Le dije a mi papá que quiero romper mi compromiso con Daniel, él no estuvo de acuerdo y me encerró,— explicó Angélica de manera concisa.
—Está bien, voy para allá ahora. Si no logras escapar, iré a enfrentar al Señor Eleazar por ti. ¡Esto es un secuestro ilegal!
Terminaron la llamada y Angélica miró la hora; eran las ocho y media de la noche.
Se acercó a la ventana y miró hacia afuera.
Su habitación estaba en el segundo piso, y la única salida era atar sábanas para hacer una cuerda y descender.
Pero todavía no era medianoche, todos estaban despiertos, y colgando del exterior como Spider-Man, sería descubierta enseguida si alguien pasaba.
Angélica lo pensó un momento y luego envió un mensaje a Juan

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