Capítulo 36
—¡Buaaa, cariño, por fin llegaste! Si tardabas un poco más, ¡Alejandro y yo íbamos a ser acosados hasta la muerte!
María, entre sollozos fingidos, se abalanzó sobre Carlos, haciéndose la víctima.
—¿¡Qué?!
La voz de Carlos subió varios decibelios; estaba a punto de preguntar quién se atrevía a molestar a María y a Alejandro cuando sus ojos recorrieron la oficina en busca de los culpables.
Armando mantenía la cara tan fría como el hielo; ya le habían insultado dos veces.
En su mente, empezaba a considerar dejar que el departamento jurídico de la empresa se encargara de todo.
De repente, Carlos lo vio y su expresión cambió bruscamente. —¿Jefe Armando?
Carlos miró alrededor, inseguro. Aparte de su familia, solo había un niño pequeño de pie junto a Armando.
Estaba clarísimo: ¡el que se había peleado con Alejandro era el hijo de Armando!
—¿Me conoces?
La cara de Armando no mostró la menor emoción; su actitud de "no te me acerques" bastaba para intimidar.
Carlos palideció y se dio un par de c

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