Capítulo 19

Pilar se sobresaltó ante el grito de Jesús, se dio la vuelta y vio su cara sombría y enfurecida. Primero se quedó en shock, pero pronto la indignación y la rabia se apoderaron de ella. Especialmente al pensar en el brillo de Cecilia durante la cena y en la apariencia desanimada de Jesús, ¡su envidia aumentó! —¿¡Me estoy volviendo loca!? —replicó Pilar, con voz aguda y sin pensar en lo que decía. —¡Jesús! ¿¡Por qué me gritas!? ¡Si tienes valor, vete a buscar a tu exmujer! ¡Hazlo! ¡Ve y mira si Cecilia todavía te quiere! ¿¡Qué crees que eres ahora!? ¡Ella tiene a muchos hombres más jóvenes, más guapos y más ricos que tú! ¿¡Qué te crees que estás haciendo aquí?! Esas palabras fueron como cuchillos venenosos que se clavaron directamente en el punto más doloroso de Jesús. Él tembló de ira, señalando a Pilar, incapaz de articular palabra durante un largo rato. Después de que terminara de gritar, pareció darse cuenta de lo fuerte que había sido y, al ver la cara furiosa de Jesús, cambió rápid