Capítulo 1153
Al día siguiente, ella tenía que ir a trabajar y le pidió que se quedara en casa.
Pero al llegar al estudio, no lograba sentirse tranquila.
Por la noche empezó a llover a cántaros. Su auto había sido prestado, y como surgió un problema al otro lado de la ciudad, no podía regresar, así que fue un actor del estudio quien la llevó a casa.
Ella bajó del auto, y el actor también lo hizo.
Esther le recordó. —Cuando salgas, recuerda ponerte la mascarilla. Últimamente tienes buena suerte, estás empezando a ser popular. No des pie a chismes.
El actor asintió. Era un artista que Esther había fichado hacía unos meses; en ese entonces, ella le había ayudado a resolver un contrato abusivo, por lo que él le estaba profundamente agradecido.
Él dio un paso hacia adelante y la abrazó. —Rosario, de verdad te agradezco mucho. Me esforzaré por ganar dinero para ti. Seré tu máquina de hacer dinero, puedes estar tranquila.
Esther sonrió. Ese abrazo, en realidad, no tenía otro significado; ambos lo sabían.
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