Capítulo 1244
Esther apretó el comprobante y siguió caminando hacia adelante, y él se apresuró a perseguirla.
—¡Estherita!
Su tono estaba lleno de pánico, como si deseara poder agarrarla en ese mismo instante.
Los pasos de Esther se detuvieron y, al girarse, vio que las lágrimas de él caían en grandes gotas; se mostró un poco sorprendida. —¿Qué ocurre?
—¿Vas a abortar a este bebé? ¡No te gusto, no quieres tener un hijo mío!
—Rubén, ¿de qué estás hablando? ¿Por qué iba a abortarlo?
Rubén, que hace un segundo estaba llorando, al escuchar aquello dejó de llorar de inmediato. Se secó rápidamente las mejillas varias veces y dio unos pasos rápidos para abrazarla.
—¿De verdad? ¿No me estás engañando?
El corazón de Esther se llenó de ternura; levantó la mano y le limpió las lágrimas de los ojos. —Volvamos primero; parece que mis náuseas son más fuertes que las de otras personas. Veamos cómo evoluciona todo después.
Rubén estaba exageradamente atento; incluso cuando ella subió al auto, él la sostuvo a su lad

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