Capítulo 931
El psicólogo no tuvo más remedio que retirarse primero. Cerró la puerta de la habitación con suavidad y negó con la cabeza.
—Juan se muestra muy reacio y tiene un bloqueo psicológico muy grave. A menos que él mismo decida contárselo a la persona en quien más confía, no hay nada que hacer. A partir de ahora, lo mejor será buscar a alguien que lo vigile, mantenerlo alejado de la ciudad y dejar que encuentre un lugar donde pueda descansar y recuperarse.
A Lorena le empezó a doler la cabeza.
La garganta le ardía y se arrepentía profundamente de no haber vigilado bien a Juan en estos dos días, permitiendo que ocurriera algo así.
Se llevó la mano al rostro y se frotó las mejillas. —Ya lo sé, lo llevaré a un centro de reposo cercano. Gracias, le agradezco la molestia.
Dicho esto, se dio la vuelta y salió del hospital.
Una vez dentro del carro, con la mirada enrojecida fija al frente y el sabor metálico de la sangre en la boca.
A Juan le tuvo que haber pasado algo, y ella debía investigarlo a

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