Capítulo 674
Pero Alberto la abrazó con pasión, la presionó contra su cuerpo, y los cuerpos de ambos se pegaron estrechamente a través de la delgada tela de sus ropas. Alberto dijo con un tono de voz ronca: —¡Raquel, no te muevas!
Raquel se quedó rígida al instante, porque ya había sentido la anomalía en su cuerpo.
El delicado y hermoso rostro de Raquel, del tamaño de una palma, se sonrojó enseguida. —¡Jefe Alberto, ¿qué está haciendo?!
Alberto respondió: —¡No estoy haciendo nada indecoroso! Raquel, soy un hombre normal. He estado soltero durante estos tres años, y ahora, al verte tan hermosa, por supuesto que tengo una reacción física.
Raquel se puso roja hasta las orejas. Se retorció con cierta incomodidad. —¡Suéltame!
—Raquel, si te sigues moviendo, entonces haré algo de verdad.
Raquel no tuvo más opción que quedarse quieta.
Alberto levantó la mano, le sujetó el pequeño mentón y se inclinó con suavidad para besarle los labios enrojecidos.
¡Mmm!
Raquel lo empujó con rapidez. —Jefe Alberto, lo hab

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