Capítulo 132
Oscar tenía el rostro sombrío, claramente de mal humor. Una vez más, dijo con frialdad: —Ángeles, si no fuera por mi abuelo, ni siquiera me molestaría en mirarte.
Era evidente que todo su ser emanaba rechazo.
Ángeles, analizando el significado de las palabras de Oscar, preguntó: —¿Y ahora qué quiere que hagas tu abuelo? ¿No me digas que...
Se detuvo antes de terminar su pensamiento, aunque la suposición estaba clara en su mente.
Oscar mostró una expresión algo incómoda y, con una sonrisa fría, respondió: —Sí, mi abuelo me ha ordenado que te consienta, que sea tu admirador. ¿Contenta ahora? ¿Satisfecha?
...
Ángeles lo maldijo un millón de veces en su interior.
¡Maldita sea! ¿Qué clase de rencor tan grande es este?
—¿No puedes negarte? ¿De verdad tienes que hacer todo lo que tu abuelo dice? —Ángeles rodó los ojos, mostrando un desprecio y rechazo aún mayores que los de Oscar.
Oscar, visiblemente irritado, respondió: —Ángeles, esa táctica tuya de hacerse la difícil ya está p

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