Capítulo 180
En el rellano de las escaleras, Vicente la interceptó abruptamente.
—¿Intentas escapar?
Ángeles se quedó momentáneamente desconcertada. ¿Realmente tenía sentido huir? No había cometido ninguna falta.
Con determinación, respondió: —¿Y tú por qué me persigues?
Vicente, mostrando fastidio, replicó: —¿Acaso me seguiría si no huyeras?
Su razonamiento resultaba irrefutable.
Ángeles se quedó sin argumentos. Afortunadamente, algunos transeúntes ocasionales circulaban por las escaleras del hospital, observándolos con curiosidad. Aunque incómodo, era preferible a estar completamente a solas con Vicente.
Al menos aquí no existía aquella atmósfera cargada de tensión.
Ángeles encogió ligeramente los hombros. Recordaba perfectamente la aversión de Vicente al contacto físico. La última vez que accidentalmente había caído en sus brazos, él la había sujetado del cuello con una severa advertencia.
Ella no olvidaba fácilmente. —No intentarás ahorcarme otra vez, ¿verdad?
Vicente guardó silencio, probablem

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