Capítulo 285
Ángeles asintió: —Por mí está bien, ¿segura de que no te atraparán?
—No, mi papá y mi madrastra se llevaron a mi hermano a pasear, solo estoy yo en la casa. No me atraparán.
Beatriz sonrió y, en seguida, trajo el vino que había "tomado".
—¡Vamos, brindemos!
—¡Salud!
Ambas levantaron sus copas y brindaron.
Ángeles no preguntó por qué el padre de Beatriz y su madrastra solo llevaban a su hermano a salir, dejándola sola en casa.
De la misma manera, Beatriz no preguntó por qué Ángeles, siendo parte de la familia Castro, también estaba sola en Navidad.
Ambas se miraron y sonrieron, bebiendo sus copas de un trago.
Existía un entendimiento tácito entre ellas, un acuerdo no verbal.
Mientras saboreaban el sancocho y bebían, el ambiente se fue caldeando. El aire estaba impregnado del aroma de los ingredientes y de un delicado perfume floral.
Constantemente se escuchaban fuegos artificiales afuera, mezclados con el ruido de fondo del televisor.
Siguieron comiendo y bebiendo

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